viernes, 9 de agosto de 2019

Elecciones con gran influencia en la tecnología





Entre las tantas estrategias políticas para recolectar datos, las redes sociales no podían quedarse atrás como es el caso de Facebook e Instagram, a estas se le suma WhatsApp como otra de las alternativas que empezó a utilizar el actual gobierno con el fin de conseguir la reelección.

De cara a las elecciones que se llevaran a cabo el 11 de agosto de este año, el macrismo  ha desarrollado un “mapa de color”, en el cual se refleja los principales centros urbanos de la ciudad de Buenos Aires.

Dicho “mapa de color”, se caracteriza por zonas las cuales están divididas por sectores al cual el macrismo podría acceder o no.

El Voto duro que sería el voto ya asegurado. Voto posible, la personas que ya votaron a Macri en las elecciones anteriores y que posiblemente lo harían devuelta para frenar a Cristina. Voto difícil, el cual los votantes no están del todo convencidos de votarlos y lo harían con bronca o disgusto. Y por último el voto imposible que representa a la parte “opositora” del gobierno de turno.

Otra de las alternativas es un mensaje grabado que luego llegaría a tu WhatsApp y posiblemente al de tu vecino, pero eso no quiere decir que tengan el mismo contenido, pero como te llega un mensaje puede también que nunca recibas uno de ellos por lo que cual entrarías en el sector de voto imposible.
El equipo que lleva a cabo la actual campaña política del gobierno gracias al reciente monitoreo proveniente desde Quito y Washington, pudo realizar un operativo que les indica a los candidatos el donde y como conseguir votos.


Dicha recolección de datos puede verse inútil al momento de que incremente la pobreza, el desempleo o se dispare el dólar nuevamente.

Ya no es tan importante saber quién es el votante, donde vive, sus creencias religiosas o que hace de su vida. Hoy en día es más específico porque lo que se busca saber es más sobre la vida privada de los habitantes, ya sea su gusto musical, como maneja sus ahorros o su salario.

La estrategia debe ir siempre detrás de los avances tecnológicos y ser contraria a la política tradicional.

Los jefes de esta campaña son obsesivos, lo que quiere decir que siempre están pendiente a los discursos de sus candidatos para que no se equivoquen al momento de expresarse.